domingo, 15 de octubre de 2017

Estos pibes de Regina fabrican unas guitarras eléctricas que seguro vas a querer.


Un grupo de lutieres cuenta su incipiente experiencia emprendedora. Los sueños adolescentes, los fracasos que enseñan y el nacimiento de una pyme local de proyección nacional. La calidad y la complicidad con el cliente, las fortalezas.

Cada tarde, un penumbroso quincho devenido en taller es el escenario en el que lentamente se le da vida a una guitarra, en un proceso largo y obsesivo por el detalle.
El aserrín en suspensión, revela los últimos rayos del sol del día y crea esa extraña atmósfera de trabajo en la que Matías Inostroza (28); Franco Martínez (27) y Julián Milanesi (21) conviven a diario.
Con ‘Deftones’ de fondo y el sonido de las máquinas rompiendo la quietud de un barrio reginense, Matías define su trabajo con orgullo. “Lo que hacemos acá son guitarras eléctricas”, un hobbie de la adolescencia que ahora transita la lenta metamorfosis a un negocio.
Pese a que es un emprendimiento joven del que ninguno de sus miembros vive aún, Main Custom Guitars tiene un plan de negocios que se respeta a rajatablas. En ese taller se fabrican guitarras de diseño, de alta performance y personalizables, donde la calidad es el as bajo la manga para insertarse en un mercado difícil, pero que aún deja nichos y oportunidades.
“Nuestros referentes son marcas más jóvenes que Gibson o Fender. Estamos del lado de nuevas compañías que están haciendo las cosas de manera diferente, con diseños modernos y muy funcionales”, explicó Matías Inostroza, el líder del emprendimiento.
En efecto, Main Custom Guitars marca su estilo explorando con maderas no tan clásicas para conseguir un carácter propio, más acomodado al estilo del músico.
Unas 10 unidades salieron del taller con la marca Main grabada en sus cuerpos. De ellas, más de la mitad se produjo este año y aún resta terminar un buen número de guitarras que se encuentran en proceso.
a producción es totalmente artesanal. Dejar lista una guitarra demanda entre cuatro y seis meses. Los precios van desde los 18 a los 30 mil pesos, según las especificaciones y las preferencias de cada cliente.
“No hacemos clones, solo fabricamos lo nuestro. Apostamos a lo propio”, señaló Inostroza en un rápido análisis. Para el emprendedor, esto representa una ventaja frente a su potencial competencia. “No tengo que intentar parecerme a nadie, ni que una guitarra sea lo más fiel a nada, porque en realidad es fiel a sí misma”.
Al respecto agregó que “nos llueven consultas preguntándonos cuánto sale hacer una guitarra con un diseño clásico, como Telecaster, Stratocaster o Les Paul. Nuestra respuesta contundente es no”.
En consecuencia, la ventaja termina siendo del cliente: adquiere un producto altamente personalizado, a un valor ínfimo, comparado a los precios de los custom shops de las grandes marcas.
“No tenemos mucho, pero con lo que tenemos hacemos cosas muy competitivas”, concluyó Inostroza.

En un patio y sobre un carretel, se gestó la primera guitarra. Para proteger su trabajo de las inclemencias del invierno, Matías Inostroza guardaba las herramientas y las maderas en su habitación de la casa familiar.
Como todo comienzo, no fue fácil. Tuvo que vender un amplificador para comprar las primeras herramientas que le permitieran la metamorfosis de la madera a un instrumento.
Con más coraje que experticia, destinó largas horas a su hobbie, impulsado por la cercanía con el mundo de la música y de las bandas. “La primera guitarra que fabriqué era bastante difícil de hacer por el método de construcción. Llegó a sonar, pero nunca trascendió porque era prácticamente intocable”, comentó el lutier.
Luego de ese primer traspié, Matías optó por el desarrollo de un diseño más simple, sobre el cual tuvo mayores avances. El camino fue un reto empírico, en el que el error fue el gran maestro.
El desafío llegó cuando un amigo de Neuquén le pidió que le fabrique una guitarra. “De manera medio inconsciente le dije que sí, aunque conocía los riesgos”, recordó Inostroza. Esa fue la primera guitarra en salir con el logo de Main, y la primera que iba a utilizar un músico.
Con esa guitarra llegaron los primeros pedidos, y con ellos, creció la idea de un emprendimiento.
Hoy Main Custom Guitars busca ser una fábrica a pedido, con un volumen de producción bajo, con altos estándares de calidad y con instrumentos altamente personalizables, pensados para la necesidad de cada músico.
El diseño, una fortaleza.
Actualmente, Main cuenta con tres diseños propios en producción. Cada uno tiene características diferentes, pero el concepto común es aprovechar la belleza de la madera, combinarlas y apostar por los colores, terminaciones y conceptos.
Existen dos diseños que sus propios fabricantes definen como “más convencionales”: son Katana y Mantis. Se diferencian una de la otra por la forma del cuerpo. “Son dos estilos un poco diferentes, pero ambas se pueden modificar en muchas cuestiones como escalas, cantidad de cuerdas, tipos de micrófonos, electrónica, acabado y colores”, explicó Matías. En estas guitarras todo eso es personalizable dentro del diseño ya definido.
También desarrollaron un modelo tipo ‘headless’, que son las que no tienen clavijero. Su sistema de afinación está en el cuerpo. “Esa viola en particular está pensada desde otra óptica. La prioridad fue que sea cómoda y ergonómica, tanto en posiciones clásicas como sentado. Es muy portable y liviana. Favorece mucho a la hora de componer, porque al estar sentado, tiene una postura muy cómoda”, explicó Inostroza.
El próximo paso de la empresa es la producción de bajos. Los fabricantes explicaron que “va a llevar un tiempo porque, pese a que tenemos bocetos, el diseño final va a estar después de hacer algunas pruebas y de corregir todo lo que se pueda mejorar. Eso requiere unos meses de trabajo”. Además agregaron que “la idea es que ese diseño de bajo sea adaptable a cualquier necesidad”.

ENTREVISTA: ANDRÉS STEFANI.
Publicado en el Suplemento "Pulso" del Diario "Río Negro", edición Nro. 24885, domingo 15 de octubre de 2017.-

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