miércoles, 6 de julio de 2016

Valle Azul: El lugar que tuvo como vecino a Natalio Botana. La localidad de 1.200 habitantes, cercana a Villa Regina, tiene un rico pasado histórico como colonia productiva. El pleno empleo es hoy una realidad.

Valle Azul es una pequeña población con 1.200 habitantes. A principios de este año celebró sus 41 años de vida pero su historia es mucho más larga y rica, ya que su nacimiento estuvo ligado a “La Conquista del Desierto”, de la que surgieron luego las ciudades del Valle Medio y del Alto Valle.
Ubicada sobre la margen sur del río Negro sobre el extremo este del Alto Valle, el pueblo pertenece al departamento de El Cuy, dentro de la “Línea Sur”, aunque se encuentra a 17 kilómetros de Chichinales y 30 de Villa Regina.
A fines del siglo XIX se inició la entrega de tierras y las recibió Rodolfo Freyre, que desde Santa Fe trasladó ovejas Merino a lo que se denominó Estancia Santa Julia.
En 1910 Freyre vendió las tierras a Tomás López Cabanillas que la rebautizó como Estancia La Farruca, y en 1925 las adquirió Natalio Botana, propietario del diario Crítica, que rebautizó el lugar como Estancia La China. La zona comenzó a tener un mayor auge a partir de la construcción de un bello chalet que tenía comodidades nunca vistas aquí.
Botana, que utilizaba la estancia para reunirse con dirigentes políticos y militares de la época, hizo construir una pista de aterrizaje de avión. En forma paralela desarrollaba en el lugar la ganadería bovina.
En sus inmediaciones aún se puede ver la estructura de lo que fue una vieja planta tomatera. Dentro del predio se encuentra también el edificio medio derruido de una bodega que también puso en marcha Botana. Otra particularidad del lugar es que el sistema de riego por canales se desarrolló aquí primero que en el resto del Alto Valle. Se lo utilizó para las plantaciones de tomate, pasturas y granos.
En 1947, Botana se desprendió de la estancia y pasó a los hermanos Manzano, quienes en 1955 a su vez la vendieron a Manuel Gerardo Rebella y Jocobo Shilman, quienes dieron inicio al proyecto de colonización de las tierras con mayor asentamiento de pobladores. Por iniciativa del primero fue que esta localidad tomó el nombre de Valle Azul.
Pese a la proximidad con el Alto Valle, llegar hasta aquí era muy difícil. Se utilizaba una balsa a la altura del kilómetro 1.171 de las vías del ferrocarril, en una pequeña población denominada Julián Romero, y posteriormente con otra balsa que funcionó hasta el 2000 en proximidades de lo que hoy es el puente que cruza sobre el río Negro.
El desarrollo productivo fue en aumento a partir de la radicación de un importante número de familias francesas argelinas, de las cuales aún hoy algunas siguen en la localidad, y de una pequeña colonia de rusos, los que luego se dirigieron hacia otros puntos del Alto Valle. Pero ya estaba dado el puntapié inicial para el nacimiento de Valle Azul como localidad, reconocimiento logrado en 1971 con la conformación de comisión de fomento.
Hoy todos los habitantes están empleados en los distintos emprendimientos productivos. Desde ganadería bovina y porcina, pasando por la fruticultura, vitivinicultura y plantaciones de cereales como el maíz. “El que no quiere trabajar, es porque no quiere” comentó Héber Trincheri, actual comisionado. Dijo que la localidad cuenta con dos galpones de empaque que dan empleo al grueso de la población, sumado a emprendimientos frutícolas que necesitan más de 600 personas para tareas de cosecha, poda, raleo y otras tareas culturales.
El bello chalet
de una época dorada.

Con pileta y cancha de pelota paleta. El chalet que construyó el dueño del histórico diario “Crítica” es un lujo para el lugar. Hoy forma parte del establecimiento La Sureña, de la familia Thurin, y está ubicado a 300 metros del casco urbano de Valle Azul.
4.500 hectáreas en producción. En proporción, la fruticultura con plantaciones de peras, manzanas y un importante número de frutas de carozo es la que se encuentra en primer lugar en cuanto a cantidad de hectáreas utilizadas y ocupación de mano de obra. Luego siguen la ganadería bovina y porcina.
Un “maravilloso reflejo azul”.
El nombre Valle Azul surgió por inspiración de Gerardo Rebella, en uno de los tantos viajes que realizaba desde Buenos Aires hacia este punto del Alto Valle, acompañado por el doctor en ciencias agrarias Luis Zorzetto.
Desde lo alto de la Ruta 22 y viniendo desde el este, unos kilómetros antes de llegar a Chichinales ya se puede divisar el valle sobre la margen sur del río Negro. Fue así que Rebella le dijo a su acompañante “¿no le parece maravilloso que todo este valle tenga como un reflejo azul?”.
Publicado en Diario "Río Negro", 6 de Julio de 2016.
Autor: Pablo Accinelli.

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