sábado, 23 de junio de 2012

El vino: fuente de valor agregado y empleo.



 
Incidencia económica de la vitivinicultura.

El vino: fuente de valor agregado y empleo.

En el 2010 aportó 14.000 millones de pesos al total de producción bruta del país en forma directa.

A través de múltiples eslabonamientos el sector vitivinícola impacta de manera significativa en la economía nacional generando valor agregado en las diferentes etapas de la cadena, además de su contribución en términos de valor de la producción y generación de empleo.
Debido a la fuerte interrelación con otros sectores productivos y de servicios, tales como el turismo, el comercio minorista, la gastronomía y los proveedores, la incidencia de la actividad va más allá de los efectos directos.
Según un trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo realizado para el Fondo Vitivinícola Mendoza en el 2010, la vitivinicultura contribuyó con casi 14.000 millones de pesos al valor de la producción bruta de la economía argentina en forma directa.
En lo que respecta al empleo, el trabajo consigna que la vitivinicultura requirió más de 100.000 puestos de trabajo con dedicación plena, lo cual significa una suma superior a los 2.000 millones de pesos sin incluir los salarios pagados a los trabajadores de las industrias de la uva de mesa y la pasa de uva.
Otra de las conclusiones que arrojó el estudio "Impacto de la vitivinicultura en la economía argentina" es una contribución en impuestos cercana a los 4.000 millones de pesos.
Del total de la producción bruta, el sector agrícola contribuyó en más de 3.000 millones de pesos (se incluye solamente la uva destinada a la elaboración de vino y de jugo concentrado de uva). Esto representa casi 17.000 pesos por hectárea. El dato interesante surge de la comparación con una hectárea implantada con oleaginosas. A esta última el informe le asigna un valor de 2.100 pesos, es decir, casi ocho veces menos que la misma superficie implantada con vid destinada a vino y mosto.
Si se descompone el valor de la producción bruta de toda la cadena, los responsables del informe señalan que la mayor contribución la efectúa el mercado interno, con el 65,5%, mientras el sector externo aporta un 27,4%. El resto correspondería a la valorización del stock.
Los despachos al consumo interno llegaron a los 9,7 millones de litros, lo cual equivale a 9.129 millones de pesos en facturación. En el 2010 las exportaciones de vino y mosto representaron una facturación de poco más de 955 millones de dólares.
En términos de valor agregado, de los productos de la actividad vitivinícola la elaboración de vinos y el jugo de uva concentrado generan más de 6.320 millones de pesos, de los cuales unos 6.303 millones son aportados por la cadena vínica (dato del 2010).
Es interesante observar que el mayor valor agregado (53%) se genera en el fraccionamiento, un dato relevante a la hora de tomar una decisión comercial. Claramente se ve una diferencia cuantitativa a favor del empresario que apuesta por el fraccionamiento. En cambio, el sector agrícola aporta el 42% del valor agregado.
Comparativamente, "cada litro de vino genera valor agregado equivalente a $ 3,90 mientras la cerveza suma $ 1,10 por litro, la leche agrega $ 0,80 por kilo y las bebidas sin alcohol $ 1 por litro en valor agregado", consignó el trabajo de la casa de altos estudios.
Desde el punto de vista funcional de la distribución del ingreso, el trabajo referido destaca la participación del factor trabajo, que alcanza "el 33% en términos globales de toda la cadena".
De los 2.120 millones de pesos que los trabajadores reciben, un 82% (alrededor de 1.700 millones de pesos) es percibido por quienes realizan labores agrícolas. Y, de ellos, los que trabajan en parrales reciben el 48% (unos 900 millones de pesos).
Sobre la base del estudio de impacto económico "es posible afirmar que –según datos de 2010– la vitivinicultura argentina necesitó en ese año 113.070 empleos". Esta capacidad para generar puestos de trabajo la convierte en una actividad fundamental para las economías regionales, en especial para las principales provincias productoras como Mendoza, San Juan y La Rioja. De estos empleados permanentes el 49% (unos 55.000 empleos) está localizado en el sector agrícola. La elaboración de vino y mosto demandó casi 38.000 empleos directos (33%) y el 18% restante perteneció al subsector de la uva de mesa y pasa de uva.

 
*** Fuente de información: Publicado en Suplemento Rural del Diario "Río Negro" (edición Nro. 22.940), sábado 23 de junio de 2012, página 4.

 
 

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