martes, 28 de febrero de 2012

OPINIÓN SOBRE LAS FIESTAS POPULARES EN REGINA ... AQUELLAS Y ESTAS.


El tema del debate de la “Fiesta Provincial de la Vendimia” que está en marcha es un tema (¡en buena hora!) de opinión de vecinos reginenses muchos hablan de las Fiestas Populares de antaño y las comparan del porque perdieron “brillo” o “entusiasmo”.
Carlos Basabe remite de España desde Palma de Mallorca su opinión de aquellas fiestas que se realizaban en nuestra Ciudad carta desde lo vivencial y a la vez con datos históricos que fuera publicada en el Diario “El Globo”, publicación reginense del día martes 14 de febrero de 2012 (edición papel N°542-edición digital Nº 470), página 8.
Esta carta a solicitud de EL REGINENSE me la remitió Carlos Basabe lo que ahorró transcribir la misma.
GRACIAS grande como catedral.


He leído con atención la nota sobre la "Fiesta Provincial de la Vendimia" y estoy de acuerdo en casi todo lo manifestado. Recuerdo con total precisión aquel enorme asado bajo los sauces que estaban a la vera del salado. Mi padre Pedro Basabe que siempre fue asador profesional
fue el encargado de organizar ese churrasco que estaba dedicado a unas 4.000 personas. Se plantaron troncos de árboles verdes en batería
de unos 20 a 25 grados, para que no tomen fuego. Se tiraron varios hilos de alambre paralelos donde se colgó la carne que proveyó el "Negro Gutiérrez", se colocó leña casi toda de viñas del lado del arroyo salado y se distribuyó un espacio de unos cuatro a cinco metros por cada asador. Una vez encendido el fuego, cada asador cuidó su parcela de trabajo y con una horquilla cada uno, fueron dando vueltas a la carne hasta su hechura. Recuerdo que muchos comedidos llegaron con bolsas de arpillera para llevarse a la casa una reserva, por lo que advertido el orador antes de que comiencen a servir dijo: ¡Atención compañeros!, primero vamos a escuchar al orador y después vamos a echar a la bolsa! Por lo de la fiesta diré que parece que se han terminado los vecinos que con tanta ilusión concretaran esta fiesta provincial.
Eran años en que yo vivía en Regina y trataba de ser útil cuando se podía, pero había personas muy trabajadoras que entregaron sus horas de descanso. Comisiones permanentes o renovables que estudiaban el verdadero espíritu de la fiesta y los primeros invitados eran los bodegueros y chacareros. Exposiciones, concursos, degustación, promoción dentro y fuera de la Provincia. Todo era interesante sin tener que pensar en los chiringuitos de vendedores ambulantes. Luego se fué perdiendo y llegaron a lo que llegaron, una convención de parias tratando de sacar un dinero con artículos de cuarta a la baja, olores de grasas empanaderas con recalentadas al límite, tierra suelta envolviendo la muchedumbre que circula adormecida y torpe sin saber que hace en ese lugar, artistas de poca monta donde destacan mucho más los Hermanos Cornejo a los que seguramente le permiten actuar para "promocionarlos" sin ningún pago y sin ningún afiche que refleje sus nombres que deberían estar con mayúsculas. (Eso no ha cambiado). A poco de iniciarse esta Fiesta Provincial, ofrecí a la Comisión el "Slogan” que aún perdura; "INTEGRESE AL RACIMO". Estaba “Coco” Zecca que en una conversación de dijo que yo no tenía ningún derecho a esa frase porque no la tenía registrada". Una respuesta pobre y mezquina para alguien que nunca pudo montar su bufette supuestamente por falta de méritos. Por ambas cosas apruebo esta iniciativa de El Globo. porque sigo queriendo a Regina a pesar de la distancia y la poca reacción de la comunidad ante tanta indiferencia.
Saludos cordiales de Carlos Basabe.



PEDRO BASABE Y EL BARRIO BUENOS AIRES CHICO DE VILLA REGINA.
El barrio “Buenos Aires Chico” (hoy barrio Don Bosco) como “Bahía Blanca Chico” (detrás de la estación de servicio Esso), “Villa Antártida”, “Barrio El Sauce”, “Barrio Matadero” eran barrios de Regina que estaban floreciendo en los albores de una pequeña población en crecimiento como dicen algunos en los años ´40 o ´50 “Regina se estaba armando”.
Y ya que estamos. Carlos Basabe habla de su querido padre Pedro Basabe en su libro “Calles de tierra. Personajes e historias contemporáneas de Villa Regina (Río Negro) Argentina” – Editorial Dunken, 2007 en un capítulo homenaje dice:
“Pedro Basabe fue un bohemio contenido solo por las obligaciones familiares, nacido en Bernasconi, (Pcia. de La Pampa) en 1909, dejó su casa paterna antes de la mayoría de edad, de a caballo buscando la libertad de la vida cuándo muchos quedaban en casita arropados a la sombra de sus padres, llegó a las salinas de Anzoátegui para doblar el lomo hasta que la patria reclamó su presencia y lo incorporó en la marina. El premio fue poder integrar una dotación de estudios que a bordo del acorazado Rivadavia partió a mostrarle otros cielos deseosos de conocer, tocar puertos de Brasil, Canarias, Portugal, Barcelona y Génova en Italia.
Otra vez libre de compromisos con la patria, regresó a esa salina que había sido su primer ontacto con las aventuras juveniles y un buen día sube a un tren carguero y mezclado entre una caterva de indigentes puso pié en Plaza Huincul cuando se perforaba el primer pozo petrolero.
Allí los esperaba la policía, pero Basabe era diferente del resto de los hombres adultos y el comisario se interesó por sus proyectos, lo ubicó entre el personal del petróleo en el campamento “Los Baguales” y allí conoció a Delia Cerdá, un efimero aprendizaje de novio y una pareja se largó rumbo al Valle para conocer otros verdes y formar su familia.
Instalado como todos los desheredados de la fortuna, construyó un ranchito mitad hacia arriba del ras del suelo y otra parte caprichosamente cavada entre el salitral del naciente Barrio Buenos Aires Chico.
Nunca buscó trabajo estable, pero nunca le faltó una buena changa ocasional para mantener su tropa.
Las chacras de la vecindad lo conocieron agachado y recogiendo cosechas de tomates, uvas, manzana, peras o levantando podos en invierno, ¡pala y pala en trabajos de construcción!, aserraderos con olor a aserrín y medianería rural.
*** Fragmento, imágenes del libro “Calles de tierra” de Carlos Basabe.

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